¿Enfrentaste algún desafío a lo largo del camino?
Este fue nuestro primer proyecto internacional, así que el mayor reto fue organizar todo a distancia y planificar cada detalle usando únicamente fotos del lugar. Pero con una visión clara, confié en mi instinto y me mantuve flexible ante cualquier cambio necesario.
Una de las mayores sorpresas llegó justo un día antes de la sesión. Habíamos pedido ropa desde Estados Unidos, pero el envío tardó mucho más de lo previsto. No fue hasta la última revisión de la lista de verificación que nos dimos cuenta de que los conjuntos no llegarían a tiempo. No había tiempo para el pánico: corrimos a Lisboa y enseguida encontramos unas camisetas básicas que complementaran el resto de los conjuntos.
¿Cómo trabajaste con los modelos infantiles para lograr el ambiente natural y relajado que vemos en la campaña de Terrazzo?
Lo divertido (¡y el reto!) de trabajar con niños es que nunca sabes con certeza de qué humor estarán. A veces son tímidos, luego irritables, y otras veces llenos de energía. En mi experiencia, cada sesión tiene tres fases: primero, les ayudas a abrirse; luego está el punto justo, cuando están relajados y felices de participar; y finalmente, la fase de "demasiado cómodos", ¡donde la cosa se descontrola un poco! Todo ocurre en aproximadamente una hora, así que hay que trabajar rápido.
La clave es que toda la sesión se sienta como un juego: cuando es divertido, los niños son mucho más abiertos y cooperativos. En ese sentido, trabajar con modelos adultos es más fácil. Saben qué esperar, entienden el proceso y (por suerte) ¡no se van cuando se aburren! Esta sesión no fue la excepción. Teníamos que mostrarles a los niños que filmar y tomar fotos podía ser divertido. ¡El único problema era que solo hablaban portugués! Así que me puse creativa, usando gestos con las manos y las pocas palabras en portugués que conocía: "Muito bem" y "Perfeito".